Ante los ojos de Albsev
—Woow…
Muchas gracias… —Le guiñaba un ojo a la voluptuosa dama y tomando mi agua y mi
plato con galletas, me dirigí sin ningún problema a la mesa donde aún había una
silla disponible.
—Buenas
tardes, disculpe… ¿espera a alguien?
El joven que
leía el diario echaba el periódico hacia abajo para verme el rostro… yo
esperaba su respuesta mientras él negaba con la cabeza.
Me senté en
la silla disponible colocando mi vaso con agua y limón junto a mis galletas,
comenzando a comer y a disfrutar de aquello cuando levanto el rostro observando
como el imponente joven aún me miraba fijamente.
—Aaammm… lo…
lo siento… ¿tú querías?
El joven me
observaba sin pestañear mientras me soltaba.
—No gracias,
ya comí. —Yo le asentía y seguía comiendo, a lo que el chico volvía a cubrir su
rostro con el periódico mientras yo, observando el último partido de béisbol en
la primera página del diario que estaba frente a mí, soltaba de golpe.
—Woow… los
Medias Rojas de Boston volvieron a perder esta vez ante los Padres de San
Diego.
El joven
volvía a apartar el periódico observándome detenidamente mientras yo le soltaba
señalando la portada del periódico.
—El… el partido
de anoche, no lo pude terminar de ver y… y estoy viendo que los Padres de San
Diego ganaron de nuevo en las preliminares.
Por la forma
en que me miraba podía pensar que estaba a punto de lanzarme una maldición,
pero después de doblar el periódico y descruzar las piernas me arrojó un
pañuelo para luego tocarse la comisura de los labios como indicándome que me
limpiara en aquella zona.
Yo tomaba el
pañuelo y me limpiaba agradeciéndole el gesto mientras el joven alegaba.
—¿Eres
amante del béisbol? —Yo asentía explicándole que era el capitán del equipo de
mi colegio.
—¿Un mago
aficionado a la pelota? —Yo le asentía nuevamente observando como al joven se
le comenzaba a dibujar una pequeña sonrisa en la comisura de los labios que se
borraba rápidamente.
—¿Cuál es tu
posición defensora? —A lo que yo respondí terminando de engullir la última
galleta.
—Soy el
lanzador. —Pasé el tarugo con el agua mientras el joven decía.
—Ese era mi
puesto en mi antiguo colegio.
Yo lo miraba
asombrado mientras él se abría la chaqueta y se acomodaba el guante que traía.
—¡Vaya!...
¿En serio? —Él me asentía mientras alegaba que a lo mejor para este nuevo año
escolar no entraría al equipo.
—¿Y eso por
qué? —A lo que el chico respondió.
—Porque
donde pienso estudiar no juegan béisbol mágico… ya que juegan con los
invenings.
Yo lo miraba
fijamente mientras le preguntaba.
—¿Estudiarás
en Baylor? —Éste me asintió y recostándose de nuevo en la silla me observaba
pegando las yemas de los dedos de ambas manos entre sí.
—¿Puedo
preguntar por qué el cambio? —A lo que él respondió de lo más normal.
—Fui
expulsado del colegio. —Yo abría grande los ojos mientras preguntaba el porqué
de la expulsión, a lo que este respondió.
—Malditas
faldas del Girls Preparatory School… una fuerte brisa y te dejan al descubierto
las dos nueces y la barra de chocolate.
Aquello hizo
que soltara una gran carcajada, mientras él simplemente mantenía una leve
sonrisa, la cual se transformó en una mueca algo peculiar.
—Sí que eres
ocurrente, eso me agradó —alegaba yo aún muerto de las risas imaginándomelo con
el uniforme de aquel colegio mientras él simplemente me miraba, era un chico
extraño… serio, con unos ojos bastantes melancólicos… como si algo le
atormentara.
—Mucho
gusto, mi nombre es Al —soltaba yo ofreciéndole mi mano, presentándome como me
llamaban mis amistades más íntimas del colegio.
Éste me
tomaba la mano con fuerza mientras se presentaba.
—Lest —soltó
éste, y al momento me di cuenta que en el pañuelo había una “L” bordada en una
de las esquinas del pequeño recuadro blanco.
—Un
placer Lest, espero que seamos muy buenos amigos.
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