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sábado, 18 de abril de 2015

Fanfic "Crepúsculo de dos mundos" - Capítulo 6

NOTA: Los personajes usados para este FANFIC son propiedad de Stephenie Meyer... Y solo de ella... Así como también su historia original.




Capítulo 6
Al fin sé lo que eres
A ojos de Jacob

La ambulancia había llegado, mientras que yo aún me debatía entre levantarme o no del suelo. Edward se había esfumado, aquel aroma del muchacho no se encontró en todo el lugar y ni rastros de su familia.
—Permiso… Por favor, desalojen.
Escuché decir a los paramédicos que comenzaron a acercarse, así que no me quedó de otra que quedarme allí abrazado a Bella, la cual aún temblaba. Volteé y uno de ellos comenzó a observar la escena.
—¿Están bien? —preguntó el hombre viendo como al auto del otro chico se le había hecho un agujero en la latonería, comenzando a revisarme la espalda, que era la que daba hacia el agujero en cuestión, a lo que respondí rápidamente, intentando que el paramédico dejara de enfocarse en mí y en sus posibles suposiciones de lo que había sucedido

—Creo que es ella la que necesita de usted, señor.
Este tomó a Bella entre sus brazos y la colocó en una de las camillas, levantándome como si me doliera el cuerpo, aunque en realidad no sentía nada.
—¿Te encuentras bien? —preguntó el paramédico a la chica, quien aún no daba crédito a la suerte que había tenido.
—Bella, perdóname… por favor… yo… yo perdí el control…
Comenzó a balbucear Taylor desde la ventanilla de su camioneta, percatándome que el chico sí se encontraba mal herido, ya que se había roto la frente y esta sangraba.
—Tranquilo, hombre, que por lo menos estamos vivos.
Le respondí comenzando a caminar hacia atrás progresivamente, observando como todos se enfocaron en Bella. Sin duda este día las estrellas estaban a mi favor. Poco a poco fui saliendo del tumulto de gente y corrí hacia mi motocicleta, monté el vehículo, y arrancándola a la primera, salí como alma que lleva el diablo.
En el camino mi mente era aturdida por millones de pensamiento que solo tenían un protagonista… “Edward Cullen”. Él no era de este mundo. Nadie podía tener tanta fuerza, ni siquiera yo… sí, pude haber detenido el vehículo de Taylor, pero de seguro con unas cuantas costillas rotas que se curarían rápidamente, pero el chico no tenía ni un rasguño y al irse, apartó como si nada ambos autos.
“¿Qué eres?... ¿sabes lo que soy?... ¿por qué me miras de esa manera?... ¿por qué me perturbas?... ¿por qué nos salvaste?”.
Cada una de las interrogantes se dispararon en mi cabeza de una manera insoportable, virando de golpe la motocicleta, adentrándome en el bosque, soltando la motocicleta aún andando, salté convirtiéndome rápidamente en un gran lobo de pelaje ámbar y marrón, comenzando a correr en cuatro patas profundizándome aún más en el bosque. Mi mente no dejó de dibujar escena tras escena, como si cada una fuese un rompecabezas que debía de armar para averiguar qué demonios era el joven Cullen.
Llegué a un claro y allí escuché en mi mente una voz familiar que decía mi nombre.
“Jacob Black”.
Derrapé en el suelo al detenerme en seco, aquel olor tan peculiar volvió a impregnarme el paladar, comenzando a voltear a todos lados, donde sus ojos se cruzaron repentinamente con los míos.
Aquello no lo había dicho, lo había pensado, conocía muy bien cuando era en mi cabeza y cuando en mis oídos. Él se encontraba en uno de los árboles más grandes, levantándose sin dejar de observarme, relamiéndose los labios.
“Hueles como Jacob Black… así que me quitaré la sed de su sangre contigo, maldita bestia”.
Pensó él arrojándose sobre mí, comenzando a correr, mientras él saltó de árbol en árbol, tratando de alcanzarme.
“Él no es humano… ¿qué eres Edward Cullen?… ¿qué demonios eres?”.
Sentí como se detuvo, haciendo lo mismo, observando a todos lados, intentando encontrarlo, pero no logré verlo hasta que cayó a mi lado sin tan siquiera darme cuenta, girándome rápidamente, mostrándole los dientes y rugiéndole mientras él me observó, entre intrigado y deseoso de atacarme.
—¿Quién eres? —preguntó el joven que tenía frente a mí, como si yo le fuese a responder, espetándole mentalmente.
“Soy Lassie, maldito engendro”.
El joven Cullen se echó hacia atrás con los ojos bien abiertos, entre asombrado y aturdido.
¿Así que él podía escuchar mis pensamientos? Y al parecer yo también, ya que en su mente solo pasaban imágenes mías.
“¿Qué eres, Edward Cullen?”
Pregunté acercándome a él, agazapándome como si fuese a atacarlo, mientras el chico pegó su espalda a uno de los arboles.
—¿Jacob Black? —Preguntó él de manera incrédula, a lo que respondí.
“No es justo responder una pregunta con otra… ¡respóndeme!”
Le exigí de mala gana, mientras veía como él comenzó a acercarse a mí, sonriéndome por demás entretenido. Le rugí, mostrándole mis dientes nuevamente, pero él no pretendía detenerse.
—No te tengo miedo, Jacob Black. —me respondió, a lo que espeté de mala gana.
“Pues yo menos”.
El chico sonrió y me respondió con una amplia sonrisa.
Imagino porqué… pero, deberías… —Comenzó a rodearme por un costado mientras yo no podía dejar de mirarlo.
“ilústrame”, le respondí, comenzando a girarme para quedar de nuevo frente a él.
—No eres un licántropo… pero eres un lobo… qué extraño… Carlisle jamás me habló de algo así.
No comprendí a qué se refería, pero el chico no venía del país de las maravillas, sabía mucho más que yo sobre este extraño mundo de locos del que yo me creí el único protagonista, así que, percatándome de que no me atacaría, comencé a temblar, transformándome de nuevo en humano delante de sus atónitos ojos.
—¡Eres un metamorfo! —exclamó él, observándome detenidamente, erguiéndome en mis dos piernas, percatándome como volteó la cara para no tener que ver mí desnudez.
—Eso lo serás tú —le respondí, imaginándome que era una grosería… pero él sonrió, mientras respondía.
—Un metamorfo es un ser que tiene la habilidad de cambiar de forma… así como tú… que eres humano y lobo a la vez —explico él de manera cordial.
—Bien, ya sabemos que soy yo… ahora me dirás, ¿qué demonios eres tú?
Él volvió a sonreír con aquella típica sonrisa suya, que ya en varias ocasiones la había dejado ver, donde sonreía de medio lado como si le apenara algo.
—Pensé que ya lo habrías visto en mi mente —contestó él sin mirarme a la cara.
—Pues no… y como te habrás dado cuenta, solo puedo leer tu mente cuando soy un lobezno. Pero si logré escuchar que te quitarías la sed que sentías hacia mí, con la presa que creiste que era.
Me torné serio, observando que al parecer, le incomodaba el que yo me encontrase desnudo delante de él, así que caminé hacia uno de los arbustos y me tapé con este, esperando una respuesta.
—Soy un bebedor de sangre respondió él, volteando a verme, observando mi reacción, a lo que respondí, con una pregunta, tratando de afirmar mi suposición.
—¿Un vampiro? —El chico asintió, recostándose en un tronco caído, el cual encontraba cerca, mirándole sin decir nada, mientras que en mi mente el rompecabezas sin sentido se comenzó a armar solo.
—Por eso era que me mirabas con odio en la clase de biología, ¿no es así? —El aludido volvió a asentir mientras argumentaba.
—Tienes un efluvio poco usual, Jacob Black… me haces desearte. —Al escuchar aquello solté una amplia carcajada y alcé mis manos.
—¡Oye, Oye!… Eso sí que ha sonado extraño… Pongámoslo en que te provoco sed, ¿vale? —Edward sonrió y respondió.
—Vale… como te suene mejor. —Asentí y proseguí con mis conclusiones finales a toda esta locura.
—¿Por eso después trataste de ser mi amigo?... ¿Pensaste envolverme en tu amistad falsa y después matarme? —Su rostro se tornó serio y respondió.
—Jamás he sido falso contigo, Jacob Black… y si te quisiera muerto, hubiese dejado que la camioneta de Taylor lo hubiese hecho por mí. —respondió él, a lo que yo argumenté.
—¡A lo mejor no querías que se desperdiciara mi sangre! —Él sonrió.
—Pues sin duda que eso sería un crimen. —Lo miré fijamente, por supuesto que él no deseaba matarme, al contrario... era como si se debatiera entre su sed y el afán de mantenerme vivo.
—¿Te martiriza? —pregunté cruzándome de brazos— Es decir, el tenerme cerca te atormenta, ¿no es así? —Sonreí con malicia ante mis propias palabras.
—No tienes idea cuanto respondió él observándome de soslayo.
—¿Y por qué no acabas con esa tortura de una vez? —pregunté, observando el cielo, dándome cuenta que se estaba haciendo de noche.
Él me miró por unos segundos y luego respondió.
—Ni yo mismo se porqué… es una mezcla entre el desear matarte y el protegerte al mismo tiempo. —Aquello me dejó sin palabras… él volteó el rostro e hizo un gesto como si estuviese avergonzado, aunque no se ruborizaba, el chico era pálido y carente de sangre, así que suponía el porqué no se sonrojaba.
—Así que es una lucha interna entre tu yo interior, asesino y sediento de sangre, y el yo interior… Mmm… como llamarlo… ¿humano? —Él negó con la cabeza.
—Dejé de ser humano hace mucho tiempo, Jacob black… ahora solo soy lo que ves… una bestia sedienta de sangre… aunque nos hacemos llamar vegetarianos —Sonrió de nuevo—. Mi familia y yo solo tratamos de alimentarnos con sangre de animales.
—Uuyy… pues eso no me da mucho aliento, ¿sabes?… te recuerdo que soy uno… en cierto modo. —Él soltó una carcajada, era la primera vez que lo veía reír de esa manera.
—Pero sigues siendo humano para mí respondió el muchacho, a lo que yo argumenté.
—Pues lo mismo pienso yo de ti, Edward… —Era la primera vez que lo llamaba por su nombre en voz alta.
—…Así que para mí tienes tu lado humano y tu lado salvaje… y tu lado humano no quiere hacerme daño… ¿no es así? —Él me observó detenidamente por un buen rato y luego bajó la mirada.
—Supongo que sí —soltó él, no muy convencido de sí mismo.
—Debo irme —le informé de manera cortante, a lo que él simplemente asintió.
—Ya sabes lo que soy y yo sé lo que eres… ya veremos qué sucede luego —solté sin tan siquiera imaginarme qué pasaría ante toda esta locura… yo pensaba ser el único extraño aquí y los Cullen era una manada de vampiros sedientos de sangre, algo que me daba escalofríos y me llamaba la atención al mismo tiempo.
—Bien… —respondió este levantándose del tronco— ¿Quieres que te lleve? —preguntó, a lo que negué con la cabeza— ¿Por qué? ¿Me tienes miedo? —Solté una carcajada y respondí.
—¿El coco que vive debajo de la cama preguntándole al monstruo del closet si le tiene miedo? —Ambos reímos a la vez, mientras él simplemente asintió.
—Tienes razón… —Edward me observó fijamente, algo que por supuesto comenzó a incomodarme, así que simplemente me concentré, comenzando a entrar en fase, y al instante volví a ser el grotesco lobo de casi metro y medio del suelo al lomo, saliendo de mi escondite, observando al muchacho mientras pensaba, al ver en lo que elucubraba.
“Bella está bien… algo aturdida, pero bien”.
Él asintió y me dio las gracias mentalmente, volviendo a llamarme por mi nombre y mi apellido, a lo que respondí.
“Y por favor… deja de llamarme así… solo Jacob a secas, ¿te parece?”.
Y antes de que pudiese responder, yo ya había salido corriendo a todo galope rumbo a la reservación… Billy tenía muchas cosas que contarme e interrogantes que responderme.

1 comentario:

  1. Esto si que no me lo esperaba. Fabuloso. No esperaba realmente que se descubrieran de esta forma, pero me ha gustado..aunque Jake sonó como si no le gustase de a mucho la atención recibida por parte de un hombre..Y Edward todo un caballero evitando el verle desnudo (risa) que bello. Esperare tus actualizaciones, no dejes de escribir por favor.-By Mahô

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