Capítulo
6
Al fin sé
lo que eres
A
ojos de Jacob
La ambulancia había llegado, mientras que yo aún me debatía entre levantarme o no del
suelo. Edward se había esfumado, aquel aroma del muchacho no se encontró en
todo el lugar y ni rastros de su familia.
—Permiso… Por favor, desalojen.
Escuché decir a los paramédicos que comenzaron a
acercarse, así que no me quedó
de otra que quedarme allí abrazado a Bella, la cual aún temblaba. Volteé y uno de ellos comenzó a observar
la escena.
—¿Están bien? —preguntó el hombre viendo como al auto del otro chico se le había hecho un
agujero en la latonería, comenzando a revisarme la espalda, que era la que daba hacia el agujero en
cuestión, a lo que respondí
rápidamente, intentando que el
paramédico dejara de enfocarse en mí y en sus posibles suposiciones de lo que
había sucedido
—Creo que es ella la que necesita de usted, señor.
Este tomó a Bella entre sus brazos y la colocó en una
de las camillas, levantándome como si me doliera el cuerpo, aunque en realidad
no sentía nada.
—¿Te encuentras bien? —preguntó
el paramédico a la chica, quien
aún no daba crédito a la suerte que había
tenido.
—Bella,
perdóname… por favor… yo… yo perdí el control…
Comenzó a balbucear Taylor desde la ventanilla de su
camioneta, percatándome que el chico sí se encontraba mal herido, ya que se
había roto la frente y esta sangraba.
—Tranquilo, hombre, que por lo menos estamos vivos.
Le respondí comenzando a caminar hacia atrás
progresivamente, observando como todos se enfocaron en Bella. Sin duda este día
las estrellas estaban a mi favor. Poco a poco fui
saliendo del tumulto de gente y corrí hacia mi motocicleta, monté el vehículo, y arrancándola a la primera, salí como alma que lleva el diablo.
En el camino mi mente era aturdida por millones de
pensamiento que solo tenían un protagonista… “Edward Cullen”. Él no era de este mundo. Nadie podía tener tanta
fuerza, ni siquiera yo… sí, pude haber detenido el vehículo de Taylor, pero de seguro con unas cuantas costillas
rotas que se curarían rápidamente, pero el chico no tenía ni un rasguño y al irse, apartó como si nada ambos autos.
“¿Qué eres?... ¿sabes lo que soy?... ¿por qué
me miras
de esa manera?... ¿por qué me perturbas?... ¿por qué
nos salvaste?”.
Cada una de las interrogantes se dispararon en mi cabeza
de una manera insoportable, virando de golpe la motocicleta, adentrándome en el
bosque, soltando la motocicleta aún andando, salté
convirtiéndome rápidamente en un gran lobo de pelaje ámbar y marrón, comenzando
a correr en cuatro patas profundizándome aún más en el bosque. Mi
mente no dejó de dibujar escena tras escena, como si cada una fuese un
rompecabezas que debía de armar para averiguar qué demonios era el joven
Cullen.
Llegué a un claro y allí escuché en mi mente una voz
familiar que decía mi nombre.
“Jacob Black”.
Derrapé en el suelo al detenerme en seco, aquel olor tan
peculiar volvió a impregnarme el paladar, comenzando a voltear a todos lados, donde
sus ojos se cruzaron repentinamente con los míos.
Aquello no lo había dicho, lo había pensado, conocía
muy bien cuando era en mi cabeza y cuando en mis oídos. Él se encontraba en uno
de los árboles más grandes, levantándose sin dejar de observarme, relamiéndose
los labios.
“Hueles como Jacob Black… así
que me quitaré la sed de su sangre contigo, maldita bestia”.
Pensó él arrojándose sobre mí, comenzando a correr,
mientras él saltó de árbol en árbol, tratando de alcanzarme.
“Él no es humano… ¿qué eres
Edward Cullen?… ¿qué demonios eres?”.
Sentí como se detuvo, haciendo lo mismo, observando a
todos lados, intentando encontrarlo, pero no logré verlo hasta que cayó a mi lado sin tan siquiera darme
cuenta, girándome rápidamente, mostrándole los dientes y rugiéndole mientras él
me observó, entre intrigado y deseoso de atacarme.
—¿Quién eres? —preguntó el joven que tenía frente a mí, como si yo le
fuese a responder, espetándole mentalmente.
“Soy Lassie, maldito engendro”.
El joven Cullen se echó hacia atrás con los ojos bien
abiertos, entre asombrado y aturdido.
¿Así que él podía escuchar mis pensamientos? Y al
parecer yo también, ya que en su mente
solo pasaban imágenes mías.
“¿Qué
eres,
Edward Cullen?”
Pregunté acercándome a él, agazapándome como si fuese
a atacarlo, mientras el chico pegó su espalda a uno de los arboles.
—¿Jacob Black? —Preguntó él de manera incrédula, a lo que respondí.
“No es justo responder una
pregunta con otra… ¡respóndeme!”
Le exigí de mala gana, mientras veía como él comenzó a
acercarse a mí, sonriéndome por demás entretenido. Le rugí, mostrándole mis
dientes nuevamente, pero él no pretendía
detenerse.
—No te tengo miedo, Jacob Black. —me respondió, a lo que espeté de mala gana.
“Pues yo menos”.
El chico sonrió y me respondió con una amplia sonrisa.
—Imagino
porqué… pero, deberías… —Comenzó a rodearme por un costado mientras yo no podía
dejar de mirarlo.
“ilústrame”, le respondí, comenzando a girarme para
quedar de nuevo frente a él.
—No eres un licántropo… pero eres un lobo… qué
extraño… Carlisle jamás me habló de algo así.
No comprendí a qué se refería, pero el chico no venía del país de las
maravillas, sabía mucho más que yo sobre este extraño mundo de locos del que yo
me creí el único protagonista, así que, percatándome
de que no me atacaría,
comencé a temblar, transformándome de nuevo en humano delante de sus atónitos
ojos.
—¡Eres un metamorfo! —exclamó
él, observándome detenidamente, erguiéndome en mis dos piernas, percatándome
como volteó la cara para no tener que ver mí desnudez.
—Eso lo serás tú —le respondí, imaginándome que era
una grosería… pero él sonrió, mientras respondía.
—Un metamorfo
es un ser que tiene la habilidad de cambiar de forma… así como tú… que eres
humano y lobo a la vez —explico
él de manera cordial.
—Bien, ya sabemos que soy yo… ahora me dirás, ¿qué demonios eres tú?
Él volvió a sonreír con aquella típica sonrisa suya, que ya en varias ocasiones la había dejado
ver, donde sonreía de medio lado como si le apenara algo.
—Pensé que ya lo habrías visto en mi mente —contestó él sin mirarme a la cara.
—Pues no… y como te habrás
dado cuenta, solo puedo leer tu
mente cuando soy un lobezno. Pero si logré escuchar que te quitarías la sed que
sentías hacia mí, con la presa que creiste que era.
Me torné serio, observando que al parecer, le incomodaba el que yo me encontrase
desnudo delante de él, así que caminé hacia uno de los arbustos y me tapé con
este, esperando una respuesta.
—Soy un bebedor de sangre —respondió
él, volteando a verme, observando mi reacción, a lo que respondí, con una pregunta, tratando
de afirmar mi suposición.
—¿Un vampiro?
—El chico asintió, recostándose en un tronco caído, el cual encontraba cerca, mirándole
sin decir nada, mientras que en mi mente el rompecabezas sin sentido se comenzó
a armar solo.
—Por eso era que me mirabas con odio en la clase de
biología, ¿no es así? —El
aludido volvió a asentir mientras argumentaba.
—Tienes un efluvio poco usual, Jacob Black… me haces desearte. —Al
escuchar aquello solté una amplia carcajada y alcé mis manos.
—¡Oye, Oye!… Eso sí que ha sonado extraño… Pongámoslo en que te provoco
sed, ¿vale? —Edward sonrió y respondió.
—Vale… como te suene mejor. —Asentí y proseguí con mis
conclusiones finales a toda esta locura.
—¿Por eso después trataste de ser mi amigo?...
¿Pensaste envolverme en tu amistad falsa y después matarme? —Su rostro se tornó
serio y respondió.
—Jamás he sido falso contigo, Jacob Black… y si te quisiera muerto, hubiese dejado que la camioneta de Taylor
lo hubiese hecho por mí. —respondió
él, a lo que yo argumenté.
—¡A lo mejor no querías que se desperdiciara mi
sangre! —Él sonrió.
—Pues sin duda que eso sería un crimen. —Lo miré
fijamente, por supuesto que él no deseaba matarme, al contrario... era como si se debatiera entre su sed y el afán de mantenerme vivo.
—¿Te martiriza? —pregunté cruzándome de brazos— Es decir, el tenerme cerca te atormenta, ¿no es así? —Sonreí con malicia ante
mis propias palabras.
—No tienes idea cuanto —respondió
él observándome de soslayo.
—¿Y por qué
no acabas con esa tortura de una vez? —pregunté, observando el cielo, dándome cuenta que se
estaba haciendo de noche.
Él me miró por unos segundos y luego respondió.
—Ni yo mismo se porqué… es una mezcla entre el desear matarte y el
protegerte al mismo tiempo. —Aquello me dejó sin palabras… él volteó el rostro e hizo un gesto como si
estuviese avergonzado, aunque no se ruborizaba, el chico era pálido y carente
de sangre, así que suponía el porqué no se sonrojaba.
—Así que es una lucha interna entre tu yo interior, asesino y sediento de sangre, y el yo interior… Mmm… como llamarlo…
¿humano? —Él negó con la cabeza.
—Dejé de ser humano hace mucho tiempo, Jacob black… ahora solo soy lo que ves…
una bestia sedienta de sangre… aunque nos hacemos llamar vegetarianos —Sonrió
de nuevo—. Mi familia y yo solo
tratamos de alimentarnos con sangre de animales.
—Uuyy…
pues eso no me da mucho aliento, ¿sabes?… te recuerdo que soy uno… en cierto
modo. —Él soltó una carcajada, era la primera vez que lo veía reír de esa
manera.
—Pero sigues siendo humano para mí —respondió el muchacho, a lo que yo argumenté.
—Pues lo mismo pienso yo de ti, Edward… —Era la primera vez que lo llamaba
por su nombre en voz alta.
—…Así que para mí tienes tu lado humano y tu lado
salvaje… y tu lado humano no quiere hacerme daño… ¿no es así? —Él me observó
detenidamente por un buen rato y luego bajó la mirada.
—Supongo que sí —soltó él, no muy convencido de sí mismo.
—Debo irme —le informé de manera cortante, a lo que él simplemente
asintió.
—Ya sabes lo que soy y yo sé lo que eres… ya veremos
qué sucede luego —solté sin tan
siquiera imaginarme qué pasaría ante toda esta locura… yo pensaba ser el único
extraño aquí y los Cullen era una manada de vampiros sedientos de sangre, algo
que me daba escalofríos y me llamaba la atención al mismo tiempo.
—Bien… —respondió este levantándose del tronco— ¿Quieres que te lleve? —preguntó, a lo que negué con la cabeza— ¿Por qué? ¿Me tienes miedo? —Solté una carcajada y respondí.
—¿El coco que vive debajo de la cama preguntándole al
monstruo del closet si le tiene miedo? —Ambos reímos a la vez, mientras él
simplemente asintió.
—Tienes razón… —Edward me observó fijamente, algo que por supuesto comenzó a
incomodarme, así que simplemente
me concentré, comenzando a entrar en fase, y al instante volví a ser el grotesco lobo de casi metro
y medio del suelo al lomo, saliendo de mi escondite, observando al muchacho mientras
pensaba, al ver en lo que elucubraba.
“Bella está bien… algo
aturdida,
pero bien”.
Él asintió y me dio las gracias mentalmente, volviendo
a llamarme por mi nombre y mi apellido, a lo que respondí.
“Y por favor… deja de
llamarme así… solo Jacob a secas, ¿te parece?”.
Y
antes de que pudiese responder, yo ya había salido corriendo a todo galope
rumbo a la reservación… Billy tenía muchas cosas que contarme e interrogantes
que responderme.
Esto si que no me lo esperaba. Fabuloso. No esperaba realmente que se descubrieran de esta forma, pero me ha gustado..aunque Jake sonó como si no le gustase de a mucho la atención recibida por parte de un hombre..Y Edward todo un caballero evitando el verle desnudo (risa) que bello. Esperare tus actualizaciones, no dejes de escribir por favor.-By Mahô
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